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China al 2020

Publicado: 2014-10-24

El tercer pleno del 18 Comité Central del Partido Comunista Chino realizado en noviembre del año pasado lanzó el paquete de reformas más ambicioso de lo que va del extraordinario proceso del gigante asiático[1]. El objetivo principal de estas reformas es el transformar al país de una economía basada en la manufactura y la exportación a una basada en los servicios, tránsito similar al que se ha dado en Europa y Estados Unidos en las últimas décadas. Para el Partido Comunista Chino, la clave está en ser conscientes que el país todavía está muy lejos de llegar al anhelado socialismo, y para llegar a éste deben profundizar el rol del mercado en la locación de recursos, encontrando el balance entre mercado y Estado para optimizar el funcionamiento de ambos. Todo ello, afirman, será realizado para el año 2020, una meta ambiciosa y audaz. 

Entre las reformas presentadas destacan los sistemas de propiedad intelectual, el desarrollo de asociaciones público-privadas, incrementar la eficiencia de las empresas públicas, especificar con mayor rigor los límites de la propiedad privada y la propiedad pública, asegurar la igualdad de derechos y oportunidades en el sector privado, perfeccionar los mecanismos de promoción empresarial, establecer mercados de construcción planificados, enfatizar la reforma en ciencia y tecnología, una amplia reforma fiscal progresiva que promueva la igualdad, y –tal vez más importante- el establecimiento de nuevas zonas de libre comercio y acelerar la construcción de nuevas. Al mismo tiempo, se plantea una progresiva democratización en la forma de consultas populares y plebiscitos conjuntamente con una reforma judicial que elimine la corrupción. Cabe preguntarse, sin embargo, si lograrán tal cantidad de reformas en tan solo 6 años.

Sin embargo este paquete de reformas nos lleva a pensar sobre como los modelos de desarrollo se están integrando cada vez más en el tiempo, alejándonos cada vez más de los extremos. De hecho, con un simple juego de palabras podríamos afirmar que la mayoría de países occidentales tienen básicamente los mismos objetivos que China, dado que el famoso consenso de Washington ha quedado en el pasado y las utopías socialistas cayeron cuando el propio Partido Comunista Chino viró hacia la liberalización del mercado como única forma de lograr el objetivo del bienestar a largo plazo. Al final, las principal lección de las reformas chinas no es ideológica sino práctica: mientras todos podemos tener los mismos objetivos, los Chinos hacen mucho más para concretarlos y planificarlos de forma eficiente.

[1] http://chinacopyrightandmedia.wordpress.com/2013/11/15/ccp-central-committee-resolution-concerning-some-major-issues-in-comprehensively-deepening-reform/



Escrito por

Luis Zaldívar

Antropólogo, consultor, activista


Publicado en

Malarabia

Gestión cultural, política, bohemia