Según el cardenal Cipriani en esa curiosa tradición medieval llamada Te Deum existe una “ideología de género” diseñada para dañar la dignidad de la mujer. Similares argumentos he leído de varios portales conservadores y fujimoristas en los últimos años, copiando básicamente la misma línea de los intelectuales protestantes de Estados Unidos que en los últimos años han distanciado a sus seguidores del consenso en el mundo académico y han fomentado la guerra cultural contra la libertad sexual, la cual han perdido estrepitosamente .Según Cipriani las campañas inspiradas en esta ideología “no son humanas” porque se oponen a la idea católica que la única familia que puede existir es la tradicional y que la mujer deba tener un rol secundario en la vida social así como lo tiene en la iglesia. Considerando que Cipriani representa a una facción católica responsable por tantas abominaciones - incluyendo el encubrimiento selectivo de violaciones a menores de edad en los últimos años- la falta de autoridad moral para hablar de estos temas es simplemente increíble, aún más en el día de la independencia del Perú. 

A lo que Cipriani y sus defensores se refieren con “ideología de género” no es otra cosa que el énfasis que el auge del feminismo ha insertado en los estudios sociales, llamando a reflexionar y cambiar las formas que no permiten a la mujer un desenvolvimiento pleno de sus libertades. Los que sienten que el feminismo los ataca rechazan la idea que las mujeres hayan estado en desventaja históricamente y que el machismo esté aún presente en nuestras sociedades. Una de las estrategias más comunes entre los detractores de la perspectiva de género es decir que el feminismo promueve que la mujer es más que el hombre, cosa que no está en ningún libro feminista, otro argumento común es que el feminismo está contra Dios, como si Dios hubiese avalado la discriminación por miles de años a la mujer y no fuera ese producto del hombre. Lo cierto es que nadie defiende algo llamado “ideología de género”, esa es sólo una caricatura creada para encasillar y denostar los pedidos por un trato igualitario y el fin del machismo sistematizado.

Aquí algunos logros que la mujer ha ganado gracias a la perspectiva de género que el cardenal tanto odia: El voto a la mujer, derecho a trabajar en cualquier área, agencias dedicadas a denunciar el maltrato en el hogar, derecho a información sobre control de natalidad, usar la ropa que mejor le parezca a cada una, disputar la custodia tras el divorcio, la propiedad sin necesidad de casarse, decidir no tener hijos por decisión propia, derecho a ser elegidas a cargos públicos, etc. Los hombres también nos hemos beneficiado: Ya no se espera que el hombre provea sólo para el hogar, somos libres de seguir carreras anteriormente femeninas como la cocina, hay más apertura para expresar sentimientos públicamente y en general el hombre puede buscar una relación más igualitaria que la tradicional dependencia de la mujer. La iglesia ya tiene una larga historia de retroceder en este tipo de temas, y es sólo cuestión de tiempo para que Cipriani sea removido de su cargo y la iglesia reconozca que ha perdido la batalla. 

Mientras tanto, es nuestro deber como ciudadanos educar a los niños y mantenerlos alejados de ideologías verdaderamente funestas como la que practica el Opus Dei que representa Cipriani, si permitimos que pase por agua tibia al decir que las violaciones son culpa de las mujeres es sólo cuestión de tiempo para que esto le pase a los más pequeños. Si tuviera hijas, las mantuviera muy alejadas de Cipriani.