APRA se suicida y bloquea renovación.
Así están las cosas en el partido aprista:
Militantes de todas las edades están de acuerdo que el partido está viviendo la peor crisis de su historia al ver cómo pierde espacio en la sociedad civil, los sindicatos, municipios y en los medios de comunicación. Sin lugar a dudas el símbolo de esta situación es el 5.8% obtenido por Alan García en las presidenciales, pero el nivel de desprestigio es tal que los estudiantes de la Universidad Federico Villareal han permitido sin problemas que su centro de estudios, otrora bastión aprista, sea tomado por semanas por grupos antiapristas he incluso roben el busto de Haya de la Torre colocado en la entrada. Es decir, al APRA ya no sólo se le gana, sino que ni siquiera se le respeta.
Pero Alan García, Jorge del Castillo, Carlos Arana, Omar Quesada, Velasquez Quesquén, Mauricio Mulder y los otros integrantes de la cúpula aprista en vez de buscar una solución a tan urgentes problemas han optado por lo que saben hacer mejor: mecer a la militancia que queda con la promesa de un Congreso Nacional y pactar con el poder real buscando puestos de trabajo para sus allegados en municipios de independientes amigos suyos o en ministerios afines bajo la consigna de “pensar en el Perú”. Su estrategia es tan evidente como ya usada previamente: renuncian a sus cargos nominalmente (porque en el APRA no hay renuncias), ponen a sus allegados más sumisos en la comisión organizadora, alargan los plazos para aburrir a los que se creyeron el primer anuncio y finalmente convocan a elecciones internas (para delegados, nunca universal) cuando tengan claro que ellos son los únicos que pueden ganar.
El objetivo de la estrategia ya está cumplido, el supuesto Congreso Nacional ha sido aplazado dos veces, la comisión organizadora y el Tribunal Electoral están manejados por dos abogados personales de Alan García, la militancia otra vez ha entrado en letargo y la juventud está totalmente aislada del aparato partidario con una Juventud Aprista y Comando Universitario sin ninguna autonomía. El principal afectado es Enrique Cornejo, quien de haber elecciones internas ganaría sin ninguna duda, pero la cúpula sabe que si le dan el manejo de la estructura partidaria ellos se quedarían en la práctica relegados a un segundo plano. Cornejo, que no tiene maquinaria propia, estaría siendo apoyado por Del Castillo, lo que ha provocado una reacción de su oposición interna decidida a cerrarles el paso aunque esto signifique el fin del aprismo para las nuevas generaciones.
Las cosas están tan mal en Alfonso Ugarte que dirigentes con casi 40 años de responsabilidades partidarias como César Zumaeta, Carlos Roca y Luis Negreiros se han lanzado a la Secretaria General sabiendo que no van a ganar, apostando a que no habrá elección democrática y podrán negociar una cuota de poder en nombre de la renovación, lo que siempre han hecho. Mientras tanto los apristas de a pie sabemos que sin democracia interna real y padrones limpios no tiene ningún sentido hacerle el juego a la dirigencia con sus romerías, mesas temáticas, desagravios, conferencias cerradas y estamentos controlados. Si van a destruir al APRA, no va a ser con complicidad nuestra.